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Redemption

My Bloody Valentine

My Bloody Valentine

Aunque de una languidez y una distorsión muy vigentes hoy en día en grupos como Smashing Pumpkins, el combo británico de My Bloody Valentine cuenta ahora con 21 añitos y es sin lugar a dudas uno de los precursores, junto a Sonic Youth, de lo que más tarde sería el grunge, aunque en un estilo más alternativo y menos punk. Fue precisamente el año de la muerte de Kurt Cobain cuando My Bloody Valentine colgaron cuerdas y baquetas; su fundador Kevin Shileds, como suele ocurrir entre otros líderes musicales perfeccionistas decidió disolver la banda y montar un estudio de grabación... hasta ahora, quizás. Tras doce años de silencio y una aparición estelar en la banda sonora de Lost in traslation parece que retoman el camino. Su discografía no es nada abundante: apenas tres albumes y una gran cantidad de singles entre los que destacan:

Only shallow, cruda representación de su estilo, con una batería de redobles sencillos y su peculiar y desgarrada distorsión.

Cigarrette in your bed, esta vez con un toque que sin duda evoca a los primeros Smashing Pumpkins, aunque aún con la languidez vocal tan característica de la banda.

Drive it all over me, sin terminar de parecer alegres, este tema posee unos toques más pop que hacen esta canción menos febril que las anteriores.

Otros temas recomendados: I only said, She loves you no less, Never say goodbye, Sometimes, Lose yourself in me y You got nothing

La próxima revisión serán los míticos INXS.

Ah, No voy a dejar Los Muelles, pero estoy escribiendo un relato de terror mucho más elaborado que no me está quedando nada mal y que quiero colgar cuanto antes, así que es probable que eso sea lo siguiente; no me pongo fechas de entrega pero como no tengo mucho que hacer creo que estará relativamente pronto (si es que no me da por repasarlo una y otra vez).

II.Cerberos- La doma del colmillo

No te engañes, la valentía no existe, y no mentiría si te digo que no es la primera vez
que alguien se me pone chulo en mi terreno, pero el tipo parecía realmente nervioso y capaz de apretar el gatillo. No le faltaban motivos, este sitio pone los pelos de punta a cualquiera aunque tenga los huevos de plomo. En lo de tirar el cigarro no le hice ni puto caso, gilipolleces las justas.
En casos similares en los que me encuentro con el abordaje de algún piratilla lo que suelo hacer es conservar la calma y esperar la oportunidad, generalmente cuando el lelo de turno se queda hipnotizado por la aceitosa negrura del agua, para revolverme y tirarle por la borda. Ya ves, ninguno de los que trabajamos aquí somos unas hermanitas de la caridad. Pero la experiencia es una buena consejera y en esta ocasión el pasajero, aun siendo claramente tonto del culo, parecía un profesional. Decidí seguirle la corriente y llevarle a donde me decía sin jugármela; ya se encargarían de él los perros de presa del jefe cuando llegáramos a nuestro destino. No te he hablado de ellos, pero les verás en un rato. Es la primera y principal barrera que tendrás que atravesar; si hubiera torres de vigilancia lo suficientemente altas como para abarcar todo el perímetro de la residencia no harían falta ni los muros exteriores teniéndoles a ellos de guardia. Esos tíos son la polla, en serio. Tres maromos siameses que el jefe acogió siendo unos tiernos cachorrillos y adiestró en las mejores escuelas del mundo. Puedes dirigirte a ellos con el término "portero", aunque más bien sean una jauría de sangrientos matarifes, te darás cuenta en cuanto les veas, son del tipo delgado y fibroso, con pelo por todas partes, mirada de hielo y piel oscura y plástica como si la hubieran curtido. Se rumorea que se alimentan de carne humana, pero ya sabes cómo son este tipo de leyendas, puras mentiras. Lo que si es cierto, y de ello soy testigo, es que han llegado a matar a uno de los entrantes inquilinos mordiéndole en el cuello. Te lo juro, lo vi con mis propios ojos. Era un traslado rutinario, pero el cliente se echó atrás; tarde. El pobre pringado gritaba como un cerdo mientras uno le pegaba el bocado en la traquea y los otros miraban tan panchos. Cuando la víctima se quedó sin aliento el muy bestia tomó impulso poniéndole las manos sobre el pecho y tiró hacia atrás desgarrándole la yugular y llevándose un trozo de cuello en la boca. Miró a sus hermanos, me miró, abrió la boca para sonreír dejando que un hilillo de sangre y saliva se le escurriera por el mentón y se tragó el pedazo de carne relamiéndose y haciendo gestos con la mano en la tripa, como si se hubiera quedado satisfecho con el aperitivo el muy sádico. Fue acojonante. Ya de paso que esto te sirva como advertencia para cuando lleguemos; sabrán que estás cagado de miedo, pero no les importará mientras no lo exteriorices demasiado y montes un numerito, ¿de acuerdo?

A lo que iba; lo único que pude hacer fue encogerme de hombros, arrancar el motor y tomar este mismo rumbo mientras él se acomodaba sentándose en cubierta, seguramente oliéndose que podría intentar lanzarlo al agua o incluso maniobrar para que zozobrase la barca. Sin embargo el hecho de que me las haya visto con todo tipo de personas me ha dotado de la curiosa habilidad de discernir quién es y quién no es potencialmente dañino, así que sólo me quedaba esperar y reírme entre dientes esperando que a mi secuestrador le cayeran las del pulpo nada más pisar la orilla opuesta. Pero no todo sale según lo previsto; el muy bastardo ya debía ir advertido de lo que se iba a encontrar porque estuvo todo el viaje en silencio encañonándome con su arma y elevando la cabeza como quien sube el periscopio, oteando el horizonte.
Nos íbamos acercando a la orilla y yo cada vez iba poniéndome más tenso; ese saco de esteroides estaba al tanto de todo, eso estaba claro; y si no daba el grito de alarma al alcanzar la orilla podría haber problemas. Pero el instinto de supervivencia es muy puñetero y me indicaba que lo mejor era tener el pico bien cerrado, mejor recibir una bronca del jefe por llevar a bordo a un anormal preso al intentar colarse en la residencia que recibir un balazo por voceras antes de alcanzar la orilla. A fin de cuentas la seguridad del recinto no es mí trabajo ni mí responsabilidad. Con estos y otros pensamientos acabamos llegando a destino. Nunca doy aviso de que llego con un cliente, simplemente los perros del jefe oyen el ruido del motor y salen de su garita para ayudarme a amarrar la lancha. Nunca se dignan en mirarme así que ni por medio de una mirada podía advertirles de que había algo que no iba bien.
Uno de ellos se aproximo a la lancha en espera de que le lanzase un cabo y los otros dos permanecían en la orilla hablando en voz baja sin prestar ninguna atención a las maniobras de atraque. Lancé el cabo esperando que el receptor no bajara la guardia presa de la rutina y no perdiera de vista la lancha; el musculitos mientras tanto gateaba hasta mí posición para colocarme el cañón de su pistola en la base de la espalda. Me giré instintivamente al notar la presión del acero sin percatarme de que un acto reflejo como ese podría provocar un disparo de mí captor. Pero no cabía duda de que el fulano era todo un experto y no iba a caer en el error de aniquilar en primer lugar al eslabón mas débil; sí tenía que salir a la luz, sería quitándose de en medio a uno de los platos fuertes.

Y... así fue. Aprovechando que al que le había tocado el turno de atar el cabo al muelle estaba en plena faena de rodillas, el hijo del alcalde tomo impulso poniéndose en píe y tomando una corta carrerilla salto por la borda hacía el muelle encasquetándole al portero una patada en la cabeza que le tumbo como a un saco de patatas. Yo lo veía todo desde el puente de mando en mí posición privilegiada, con una mano en el timón y otra ocupada con un cigarro. Te lo juro, el pobre cabrón ni lo vio venir. Los otros tampoco vieron el golpe, pero sí oyeron el ruido que hizo su hermano al caer inconsciente sobre las tablas del embarcadero. Su reacción fue instantánea, como buenas maquinas de matar, y se lanzaron en dirección al ruido sin mirar sí se enfrentaban con un pardillo que había tenido un golpe de suerte o con un lunático armado hasta los empastes y forrado en dinamita. Pero ya era tarde, muy tarde. Con la primera barrera franqueada, el puto héroe no tenía mas que emboscarse tras el casco del bote, apuntar y disparar a las piernas; como de hecho hizo. Le resulto muy fácil. Demasiado fácil; y las consecuencias las acabaríamos pagando todos; bueno, no... las acabé pagando yo. Los casquillos aún bailoteaban en los maderos del muelle cuando los dos porteros restantes claudicaban con una mano en alto y la otra en la herida de bala, de rodillas. No puedo negar que esa imagen me provoco una leve sonrisa, pero fue el único alivio, por llamarlo de algún modo, que tuve. Todo había salido mal. Solo cabía esperar que el imbécil fuera bloqueado en las barreras interiores, desconocidas para mí, y que el castigo por permitirle que llegara tan lejos fuera leve.
Me enciendo otro cilindro y continúo.

Nuestro puñetero héroe ya tenía dominada la situación.

- ¡Al suelo boca abajo! ¡Venga hijputas, no me hagáis perder el tiempo! -les grito apuntando con el arma a los dos heridos mientras arrastraba al tercero por el embarcadero cogiéndole de una pierna.- ¡Y no quiero oír ni una puta palabra! ¿Entendido?

Suficiente intimidaban ya los porteros aunque estuvieran pastando tierra como para dejar que se pusieran a amenazarle. Yo también lo hubiera hecho.

- Y tú, el encapuchado;- digo haciéndome un gesto de atención con la cabeza, baja de ahí con una cuerda, ayúdame a despertar a este capullo y átalos bien fuerte.
- La única cuerda que hay es la de amarre, me temo,- le contesté esperando que colara.
- ¡Chorradas! He visto al menos dos cuerdas más bajo la lona, así que ya las estás trayendo. Y como me vuelvas a hacer perder el tiempo te vuelo la cara, ¿está claro?

No tuve más narices que hacer lo que me pidió. Bajé del barco, desperté del coma al que se había comido la patada en la cabeza y até juntos a los tres seguratas con una cuerda y de las muñecas con otra; sé de nudos marineros, así que ni Houdini se hubiera librado de algo así. Ya te puedes imaginar las miradas asesinas que me dirigieron los tres. Ahí sí que me cagué en los pantalones. Sólo cabía esperar que el jefe me castigase antes que esos cafres tuvieran tiempo a tomarse la justicia por su mano; y rezar en cualquier caso para que el castigo no fuera ejecutado por ellos.

- Date la vuelta.- me dijo el tipo ya con la situación totalmente bajo control.

Me di la vuelta... y ya está.
Supongo que me noqueó con la culata de la pistola. Lo único que sé es que me desperté tirado sobre los guijarros de la orilla con un inmenso dolor de cabeza. Pero no estaba sólo; al levantar la cabeza me encontré con la Perra de las Tinieblas. La llamamos así porque... bueno, porque es una perra tenebrosa. Así de claro; una asesina despiadada, aunque apenas ejerce. Estaba sentada en el muelle, con las piernas colgando, la falda subida hasta las rodillas y chapoteando alegremente en el agua. Suena muy bucólico e inocente, pero esa miserable zorra sabe cómo jugar sus cartas. Siempre va de negro, con un rictus glacial, un toque juvenil y esa mirada oriental que te recorre de arriba abajo como estudiándote tras el velo de su espesa cabellera negra. Luego esboza una leve sonrisa triunfal, algo así como "ya sé tu punto débil, muñeco; eres mío". Y lo eres, vaya que sí lo eres. Es terriblemente seductora; tiene permiso para rondar por Los Muelles y usar como consoladores vivientes a aquellos que se le antojan, aunque conmigo sólo se limita a aguantar las nauseas. Forma parte de la plana mayor de la residencia, así que no tiene porqué cortarse un pelo a la hora de proclamar su asco a los cuatro vientos. Aunque para qué nos vamos a engañar; el sentimiento es mutuo. No quiero decir que no me guste; la verdad es que está buenísima, pero desconfío de ella. Demasiado sugerente, demasiado poderosa. Y al igual que el resto de favoritos del jefe, sin escrúpulos y letal.

- ¿Problemas de polizones, querido?- me preguntó con su suave acento asiático,- ¿O quizás había ratas a bordo que no has podido manejar?
- Me temo señorita, que ha sido un poco de todo.- le contesté yo con tranquilidad; es una mandamás, así que aunque me caiga como el culo hay que guardar las formas. Y había un alto porcentaje de posibilidades de que la hubieran enviado para matarme.
- Mi entrañable amigo Oscuro,- así me suelen llamar en Los Muelles, entre otras apodos,- Dado que has estado durmiendo plácidamente te informaré de la situación.
- ¿El tipo ese ha...?
- No sólo "ha". - contestó levantándose y sacudiendo con firmeza sus largas y morenas piernas lanzando gotas de agua al río.- El intrigante pasajero que tú has dejado llegar hasta aquí y tomar como rehenes a los guardias ha llegado hasta las mismas habitaciones del jefe.
- ¡Pero eso es imposible!- porque aún hoy me sigue resultando imposible que llegara tan lejos.
- ¡Oh! Te aseguro que le ha resultado no sólo posible, sino además muy sencillo. Hasta ha disparado al jefe en un hombro.

Ahí sí que ya empecé a pensar en hacer testamento; nadie culparía a los cachorros del jefe sino al pringado de la barca.

- El jefe ha tenido que claudicar. - siguió explicando ella,- A cambio de su vida ha dejado libre a los futuros yernos del alcalde y ha facilitado la salida en helicóptero de la residencia al bastardo con los guardias como rehenes. Una pena que se haya ido tan pronto,- comentó llevándose una mano al mentón en actitud pensativa,- me hubiera gustado conocerle más en la intimidad.
- ¿El jefe está bien?-, le pregunté para quedar bien; en realidad el pellejo del jefe me importaba un cojón de mico teniendo en cuenta lo que me esperaba. Ha sido sólo un rasguño, pero agradezco en su nombre tu preocupación. En fin, me han enviado a que te informe de eso.
- ¿Nada más?,- había algo que fallaba y no me podía creer que fuera a escapar de rositas.
- ¡Ah, casi se me olvida!- dijo acercándose a mí y poniéndose de cuclillas; eso sí, sin mover un dedo para ayudarme a levantar del suelo,- Por esta vez vas a salvar ese putrefacto pellejo que escondes bajo esos harapos, pero te quedas confinado en Los Muelles durante un año a contar desde hoy. Suspendido de empleo y sueldo, por supuesto. Cerramos el chiringuito durante este año para reformar el recinto; no podemos permitirnos que esto vuelva a suceder, ¿verdad?

O sea: un año de cárcel. Pero no me quejé, me parece un castigo muy ligero para lo que cabría esperar. Y no sería por falta de opciones; me podrían haber aniquilado los tres perros de presa del jefe, los dos tipos que te trajeron, la misma perra tenebrosa u otro grupito de féminas del que aún no te he hablado y que se encarga de dar lecciones inolvidables a los enemigos del jefe.

Sí, un año sabático confinado en Los Muelles. Unas largas vacaciones a cuenta de la casa que se presumían sin sobresaltos. La presunción es el error de los metepatas. Y yo la metí hasta la rodilla el día que me estaba tomando una copa en la barra de Los Muelles y apareció ella.

Ella...

¡NO!

¡NO!

Bueno, tras otro solitario y patético fin de semana retomo el relato con el segundo capítulo que colgaré el viernes a mediodía a más tardar. Para no abotargar el blog demasiado y aprovechando mis estudios de solfeo en con la Coral Polifónica de Cañillas de río Tirón, tengo la intención de poner entre medias de cada capítulo un "fascículo", por llamarlo de algún modo, con las mejores canciones de la Historia (así que si a algún conocido le puede interesar mi opinión lírica... pues que vaya apuntando). El primer monográfico será para el grupo indie My Bloody Valentine.

Voces en las tinieblas (Metáforas del blog muerto II)

Voces en las tinieblas (Metáforas del blog muerto II)

1- AMISTAD

- Hola.
- ¿Quién eres?
- Soy la sonrisa y el llanto. Soy la mano que te acaricia y el puño con el que golpeas. El piropo y el insulto. La mariposa y la oruga. Soy la compañía y la soledad. Me necesitas para vivir y me quieres, pero tu orgullo me niega y me odias. Te desvives por mí, y yo sin pensar me desangro por tí. Mi sufrimiento es tu tristeza y el tuyo mi desesperación. Soy dulce cuando me tienes y amargo cuando te falto.
- ¡Ya basta!
- No te preocupes. Créeme si te digo que contigo ya he terminado.
- Dime quién eres.
- Deberías conocerme, pero veo que no es así.
- Por favor, dímelo.
- Soy Amistad.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que escuches el eco de mis lamentos y tras la angustia y el suspiro descubras que lo que oyes... es tu propia voz.

2- DESEO

- Hola.
- ¿Quién eres?
- Soy los labios que te besan y los dientes con que muerdes. El placer y la tortura. El simbionte y el parásito. Soy el acto de amor y la violación. Te hago disfrutar hasta perder el sentido pero tienes miedo de ser dominado por tus instintos. Me das placer, y yo soporto sonriente el daño que me infliges. Mi goce es tu meta y tu éxtasis el sentido de mi vida. Soy caliente al rozar tu pecho y helado al darte la espalda.
- ¡Aléjate de mí!
- Tranquilo. Créeme si te digo que mis colmillos ya no te inyectarán más veneno.
- Dime quién eres.
- Ya nos hemos encontrado, pero al verme tu vista se nubla.
- Dímelo de una vez.
- Soy Deseo.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que roces con tus dedos mi piel decrépita y tras las llagas y tumores descubras que lo que tocas... es tu propio cuerpo.

3- AMOR

- Hola.
- ¿Quién eres?
- Soy la esperanza y el fracaso. Soy el abrazo que acerca y el empujón con el que alejas. El beso y el escupitajo. La rosa y la espina. Soy el lleno y el vacío. Eres adicto a mí y quieres seguir siéndolo, pero me odias por esa dependencia. Matarías por mí, y yo moriría mil veces por tí gritando de alegría. Mis sentimientos te pesan y los tuyos me aplastan. Te resulto suave estando en tus manos y áspero lejos de ellas.
- ¡Desaparece!
- Ten calma. Créeme si te digo que nunca volverás a toparte conmigo.
- Dime quién eres.
- Lo sabes, pero no quieres recordar.
- ¡Dímelo! ¡Dímelo!
- Soy Amor.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que contemples las heridas de mi cara y tras la cicatriz y la sangre descubras que lo que ves... es tu propio rostro.

CORO DE VOCES FINAL

- Hola.
- ¡Marchaos!
- Hemos venido a despedirnos.
- Creí que ya os habíais ido.
- Así es.
- No os entiendo.
- Tú nos has echado.
- ¡No es cierto!
- Nos echaste al matarnos.
- ¡Yo nunca he hecho tal cosa!

- ¿No hueles tu propio aliento? ¿No te resulta familiar el olor?
- Sí. Huele a vosotros.
- ¿Notas algo en el paladar? ¿No te parece familiar ese gusto?
- Sí. Sabe a vosotros.

- Somos Amistad, Deseo y Amor. Nos has comido. Tú nos has tragado.
- Yo no soy capaz de hacer algo así.
- Somos tu mente, tu cuerpo y tu espíritu. Te has devorado. Tú te has fagocitado a tí mismo.
- No...

- Mira tus ojos famélicos; contempla cómo la sangre chorrea por tu barbilla; escucha el crujir de huesos entre tus dientes.
- No... no... no...

- Aún estás masticando.

Blog mierdoso baboso (una patética presentación)

Blog mierdoso baboso (una patética presentación)

Bueno, ya está montado el blog este que, por supuesto, me niego a retocar ni maquear (no soy un jodido maquinero vicioso del tunning). Como es el primer post no me andaré por las ramas y haré una declaración de intenciones: todas las anécdotas, paridas e historias que plasme aquí pueden estar escritas de un modo pedante, cultureta, ególatra y soberbio... o de un estilo lastimero y auto-destructivo. Asímismo no todo lo que escriba puede corresponderse a la realidad; habrá cosas o textos totalmente inventados, mientras que en otros haré variaciones, cambiaré personajes, haré añadidos o incluso puede que sean textualmente fieles a situaciones verídicas. Lo mismo pasará con los individuos que pululen por aquí; o serán tal y como son (o como yo les veo, mejor dicho) o cambiaré su vida y obras, aunque siempre estarán inspirados en personas de carne y hueso.

Y ahora me piro, que es sábado sabadete.

Bastentime!

Bastentime!

Es una tarde bastante coñazo, así que me ha dado por revisar viejos posts y montado una categoría de temas bajo el epígrafe "Greites Jits" con los posts que más han molado a la gente, sea por la razón que sea.

Otro día escribo sobre mis últimas incorporaciones MP3seras retro que no tienen desperdicio. También tengo pendiente una historieta sobre lo que hicimos unos compañeros de clase y yo para celebrar que aprobamos el COU. Primicia primiciosa.

Hale, con diso.

The end has no end

The end has no end

No tengo absolutamente nada que hacer salvo currar y tener pesadillas de vez en cuando, así que una vez a la semana, si cumplo los plazos iré posteando un relato que tengo en mente hace años pero no tenía ni el estado anímico adecuado ni el tiempo, ni el tedio como para darle a la tecla.
Supongo que para el viernes o sábado a media tarde, si es que no huyo a toda leche de este coñazo de ciudad. ya estará colgado el primer capítulo. El título de la obrita: Los Muelles de Caronte.

I. Heracles - Echando un pulso al trueno

¡Menudo héroe de la patata! ¿Sabes que casi me quedo en el paro por su culpa? Héroe... ¡bah! ¡Qué coño sabrá la prensa lo que es un héroe! Por la cara que pones veo que sabes a quién me refiero. Ese mamón musculoso, el niño bonito del alcalde y ciudadano modélico que salió en la portada del Sports Ilustrated pasó por aquí y armó un Belén curioso, ¿no lo sabías? Seguramente sí. Aunque el asunto haya sido vetado en los medios es un secreto a voces, como casi todas las cosas que tienen que ver con este lugar, con el jefe, y con su familia, que a fin de cuentas es la que controla el cotarro en esta maldita ciudad desde sus inmensos despachos en los rascacielos de la zona rica. Reconozco que de todas sus hazañas colarse en la fortaleza que es la residencia es la mayor de todas; aunque como el resto de sus supuestas proezas no tiene nada de heróico, o sea, de altruista.

Como te comentaba antes el jefazo es tremendamente poderoso, lo cual no quiere decir que sea el único pez en esta pecera ni quizá el más gordo; pero si estuviéramos en Sicilia en los años 30 él sería sin duda el Padrino. Y como todo buen jefe mafioso tiene excelentes contactos y una cuenta en Suiza que se nutre de asuntos poco legales. No quiero ponerme a hablar demasiado del gran jefe por el momento, para que no pierdas el hilo; pero es preciso que sepas cómo se las gasta su familia.
Él es el tercero de varios hermanos, todos hijos de un anciano y poderoso magnate. El viejo cerdo se aferraba al poder como un ave de presa al cuello de una liebre, y aunque se encontrase tan bien de salud que parecía que por él nunca pasara el tiempo no tenía ni la más mínima intención de que mi jefe y sus hermanos llegasen a heredar algún día. Tenía tanto miedo a perder todo su imperio que, en fin... digamos que pensó que podía haber algo mejor que ser enterrado con todo su dinero: Enterrarlos a ellos en una tumba bajo una lápida sin nombre. Mano dura, como un buen patriarca a la antigua. E hizo bien porque de tal palo tal astilla, ya sabes como es eso; los hijos salieron tan sedientos de poder y tan cabrones como el padre. Así que en cuanto vió que los tiernos querubines podrían ser un peligro para su reinado los engulló en su imperio financiero, cada uno a un sector y un trabajo que no les permitieran alcanzar el estatus ni el poder suficiente para derrocarle. Y estuvo a punto de salirle bien la jugada si su mujer no le hubiera traicionado, si es que se puede llamar traición velar por el bien de tus hijos, claro. El más joven de ellos es el que más alto apuntaba de todos y se le había destinado a un curro de mierda, de estos de andamio y maquinaria pesada en el que se te puede caer una grúa en la chepa. Sin embargo el viejo no tuvo esa suerte ya que su señora mandó en secreto al benjamín al extranjero aprovechando un despistado exceso de confianza de su marido, y a estudiar derecho nada menos. Puedes imaginarte cómo acabó el resto; el pequeño cerdo volvió licenciado y con corbata, sacó a sus hermanos de los grises puestos que ocupaban en la telaraña empresarial de su padre y se unieron para declararle inútil. ¡Y vaya si lo consiguieron!Le cortaron los huevos bien cortados al muy puto. Aunque para quedar bien con la opinión pública en vez de lanzarlo al arroyo le pusieron al cargo del gobierno de unas islas privadas en el trópico o por ahí, algo parecido a esta residencia pero en plan lujoso, con tías macizas y Cordon Bleau gran reserva; de uso y abuso exclusivo de la familia y sus más voraces defensores y lameculos. Ni que decir tiene que un lugar tan sospechosamente opulento se rige bajo la supervisión de mi jefe. ¿Puedes creer que el cabrón de viejo sigue vivo? Pues lo creas o no así es. En cuanto a los hijos, se repartieron el botín con menos complicaciones de las que se podría pensar. El flamante abogado se quedó como máximo accionista; y además tú le conoces, es nuestro omnipotente alcalde. No te preocupes, en la residencia no tendrás que sufrirle. Los otros dos más beneficiados fueron el mayor de todos los hermanos, que se quedó con el sector naviero y mi jefe, que se quedó con lo mejor y más divertido de todo: los bajos fondos.
Un momento. A ver si puedo encenderme el cigarro, que con la humedad que flota siempre sobre este dichoso río hasta las cerillas de fósforo de toda la vida se quedan inservibles.

Bien. ¿Qué coño tiene que ver la familia del jefe con el héroe aparte de ser parientes aun por línea ilegítima, no? Fácil. Al ser una familia tan numerosa que nadie sabe cuántos son entre hermanos, primos, nueras y demás hay muchos cotilleos de portería, muchas envidias y rencores. Y sobre todo muchísima mala leche. En serio, tío; no paran de putearse constantemente. Si yo te contara las bragas, y hasta calzoncillos, que ha roto el propio alcalde en plena cara de su mujer alucinarías. No, esos calzoncillos no pertenecen al puñetero héroe; también hay incesto en cantidades industriales en la historia de esta familia, pero no me imagino las barbas blancas del alcalde restregándose por los cuadriceps de su propio hijo, aunque este sea bastardo. Lo gracioso de las putadas que se hacen es que a veces surgen como simples apuestas en plan “la mía es más larga”, como es el caso que nos ocupa. Aunque la mayoría de ellas encierran la intención oculta de poner en su sitio al rival para que no tenga pretensiones de romper el equilibrio de poder.
El hijo predilecto del alcalde y por extensión de toda la ciudad no podía romper ese equilibrio siendo como era el cachondeo de la familia, porque cumple de pleno el cliché de los cachas hipertrofiados. En efecto, amigo; es tonto hasta decir basta. Y es por esa estupidez crónica por la cual no había manera de que encajase como alto cargo dentro del sistema ni por enchufe, de modo que el alcalde se mosqueó ante tanto cachondeo, sobre todo con mi jefe, que aunque jamás se le vea sonreír te garantizo que por dentro no para de partirse el culo de todo lo divino y lo humano. Ya has oído al alcalde en la tele cuando se enfada, suena como si se abrieran los cielos y rugiera un siroco apocalíptico. No viene mal dar una pequeña lección de vez en cuando; y por si las dos lecciones en una del alcalde son electrizantes, tres pueden dejarte hecho mierda; verás...

Era un día frío y sin viento, como todos los días por estos lares ¿O era de noche? Es igual. Desde el mismo punto en que cruzas la barrera de seguridad y coges el desvío a Los Muelles desaparece la luz del sol entre la bruma; es como si le diera a este lugar un matiz premonitorio, ¿no crees? El caso es que paseaba yo por la orilla del río, echándome un pitillo antes de comenzar la dura jornada laboral, pensando en cuántos clientes estarían esperando su turno, si habría alguna tía maciza o si de camino al trabajo me toparía, como suele ocurrir a menudo, con alguno de esos indolentes soplapollas que se quedan de pie mirando el río como una vaca al paso del tren o vagando por los eriales de la entrada. Te conté que había gente que no podía pagar el viaje, ¿no? Pues aunque sea relativamente barato hay quienes no tienen la pasta; también están los que sí pueden y su paso es vetado por los que mandan, o no se atreven a dar el paso, o lo que sea; hay gente para todo. Ellos son en general los que echan raíces entre los guijarros de la orilla. Su problema es que Los Muelles ya es territorio comanche, alto secreto, nene; y no podemos permitir que quien llega hasta aquí salga tan tranquilo, demasiados se han escapado ya como para hacer que el gran jefe se mosquee, y filtre al mundo exterior lo que se cuece en esta olla así que no tienen más huevos que quedarse. El jefe es paradójicamente caritativo al respecto y les permite la estancia en las lonjas anexas a Los Muelles. No es que intente hacerse el buen samaritano; pero le divierte tener a una masa ingente de personas apiñadas en la orilla lloriqueando. ¡No te escandalices! Te dije que era un maldito cabrón.
Sin embargo ese día, en mi paseíto de rutina, no me encontré con ninguno de esos ceporros sino con el Pastor; es el barman de Los Muelles y le llamamos así porque se encarga de mantener en reclusión al “rebaño” del jefe. No le busques un sentido religioso. Hasta yo mismo formo parte del ganado, aunque con mis privilegios, faltaría más.

- ¡Eh, viejo!- me dijó,- ¿Has visto algún cliente sospechoso?
- Pues la verdad es que no he visto a nadie, ¿por qué?- le contesté.

En ese instante supe que algo grave pasaba; el Pastor no deja sola la barra de Los Muelles así como así. Se colocó a mi izquierda y sacó tabaco. Mientras yo rebuscaba en mi gabardina la caja de cerillas él me explicó el problema.

- ¿Recuerdas a un par de tipos que llevaste a la otra orilla e iban escoltados por la guardia de korps del jefe?
- Por supuesto;- le respondí,- para mí todos los clientes son iguales, pero es tan poco habitual que vengan bajo la tutela de alguien de dentro que es imposible no acordarse de ellos.
- Pues escucha esto.- dijo mientras le encendía el cigarro ,- Parece ser que esos tíos son los futuros yernos del alcalde; unos nobles venidos a menos que quieren acercarse al acogedor fuego del poder.
- ¿Qué tiene eso de especial?- le repliqué mirando en derredor por si había oídos indiscretos,- El alcalde no tiene ninguna autoridad aquí y lo sabes. Además, ni que fueran los primeros capullos de las altas esferas que pasan por aquí.
- Sí, pero estos son diferentes.- me dijo bajando la voz hasta quedar en un susurro,- el jefe les ha traído a la fuerza.

Lógicamente yo me quedé estupefacto. Hasta aquí hay una serie de leyes no escritas y el jefe se las estaba pasando por el forro de los cojones por algún siniestro motivo; seguramente un golpe de mano en el juego de poder.

- Tú mantén los ojos abiertos,- me dijo acelerando el paso en dirección a las luces de neón de Los Muelles,- se rumorea que el alcalde ha montado en cólera y ha mandado espías con intención de montar un cirio del carajo con antidisturbios, gases lacrimógenos y el copón.
- ¡Hum! Es posible, pero un asalto de ese tipo abriría una guerra larga y sangrienta.- contesté,- De todos modos ocúpate de lo tuyo; ya daré parte si llega sonido de sirenas desde el desierto.
- De acuerdo.

Y se fue apretando el paso. Todo era muy raro; el jefe si bien es cierto que solía juguetear con asuntos que no le competen, nunca se había atrevido a tanta audacia. Además con el rival de mayor peligrosisad potencial. El tema parecía demasiado político y de final incierto como para romperse demasiado la cabeza pensando; de todos modos poco podríamos hacer desde esta orilla el Pastor y yo, que somos los únicos fijos de la empresa a este lado del río; en el otro tienen potencia y personal más que suficientes para aguantar un asedio.
Apuré mi cigarillo y lo tiré al suelo pensando “bah, si nos entran con tanquetas que nos aplasten rápido y punto”, y me vine directo a la lancha silbando. Iba yo sacando la llave de contacto cuando oí unos ruidos extraños como si estuvieran revolviendo los departamentos de cubierta y una voz juvenil pero potente que maldecía y juraba en hebreo sin pudor alguno a ser descubierto. Me acerqué con curiosidad imaginando que sería alguno de esos tarados de los que te he hablado antes con pretensiones de navegar hasta la residencia robándome la barca; cosa por otra parte imposible, ya que soy el único de fuera que conoce la dirección entre la niebla.
De vez en cuando hay algún idiota que intenta pasar a nado sin saber que este río desemboca en una laguna de camino a la residencia y que el agua está helada. Nadie lo ha conseguido nunca. No tenía muchas ganas de aguantar a imbéciles y desde luego ningún supuesto espía del alcalde sería tan tonto como para montar ese jaleo dentro del único medio de transporte que llega hasta la residencia, así que me subí a la lancha y me aproximé con sigilo; el tipo estaba agachado trasteando con una lona que tengo bajo uno de los asientos del pasaje, precisamente el mismo donde estás ahora sentado, y mascullaba entre dientes. Tenía pensado darle un susto de muerte, pero aún a oscuras ví que tenía una espalda gigantesca y preferí ser ligéramente más sutil. raspé una cerilla para encenderme un filtro y elevó ligeramente la cabeza.

- ¿Qué cojones se supone que haces en mi barca, oh, idiota?,- le dije.

El menda se pegó un buen susto y casi se cae redondo sobre la lona pero después se quedó inmóvil, como si estuviera frito o mejor: pensando.

- Oye, ¿me vas a decir que coño haces tú aquí de una puta vez o no?
- Yo... yo sólo estaba buscando los remos.- me contesta el tío.
- ¿Remos? Pero si esto es una lancha motora, subnormal.- le solté yo cabreado al ver que, en efecto, existía alguien tan exageradamente cretino que me hiciera sorprenderme de ello.- Muy bien, como veo que no sabes lo que haces te dejaré que salgas de MI barca sin partirte la cara. ¡Ahora largo!

Entonces el tío se dio la vuelta de golpe aprovechando que ya estaba en el suelo para no perder el equilibrio y caer al agua. Lo primero que distinguí fue su cara; le reconocí al instante. Así es, al fin aparece nuestro esperado héroe de los huevos. Lo segundo que ví llegó parejo con sus siguientes palabras. En sus manos, como una estrella lejana, brillaba el destello metálico del cañón de una pistola.

-Vale, colega;, tira el cigarro y ponte al volante o como se llame con lo que se maneja esto. Vas a llevarme al otro lado.

Hoy comemos con Isabel

Hoy comemos con Isabel

Antidiso Productions presents...
A Hell-Basten Inc. release
Starring: Basten as himself
and
Hellblaz as The lady in red

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
me voy a mear en tu tumba en cuanto te mueras

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
ouch

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
porque tú lo vales, como loreal

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
si suena siniestro total seré feliz

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
pues te vas a joder
rolling de navalcarnero o nada

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
cagüen
si que está mal el mercado

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
fatal

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
no te dediques a las funerarias

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
eso da mucha pasta

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
ya ves
trabajo para toda una vida
y empresario de uno mismo

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
y puedes llevar esos sombreros de copa tan chulos
y un buitre en el hombro

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
y nadie se queja!

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
que se quejen

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
y pagas en efectivo o no hay caja! xd

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
y si las clientas están buenas y medianamente frescas son follables!
me has convencido

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
jaja
ya te veo
acuerdate de mi cuando abras el negocio
y necesites un logo
tarjetas y esas cosas

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
acordarme de tí?
si digo que de tus muertos quedará como un buen chiste para ser sepulturero?
un logo...
una caja de condones con el slogan "usted las trae muertas y nosotros les damos vida ; )"

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
xD
XDDD
simplemente, brutal

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
deberíamos guardar estos logs en la Hellblaz-Basten Inc. Library

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
juas
no te digo que no
pero como no los guardes tu...

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
venga, va
habrá que hacer ese esfuerzo

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
el otro dia me di cuenta que el programa que en teoria los guardaba, no lo hace

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
yo es que siempre lo pongo a de que no
y si le das a de que no.... no guarda
que cosas

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
por cierto
ahora que os ha dado a todos por abrir vuestro weblog
yo me he abierto mi portafolio
http://www.alterdisseny.com/index.html
pa chulo, yo

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
como que ahora?
el mio ya tiene un añito
hasta le han salido los dientes

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
cierto, cierto, que vaya con cuidado con los puñetazos

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
ya me encargo de fostiarlo yo
pero esa pagina es provisional o la vas a tener fija?
lo digo pa enlazarla

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
uhm
fija

http://blogia.com/falsedaz/ dice:
coño
no te veo muy seguro xD

that's the way (photoshopeando, sigh) dice:
xd

En próximos fascículos, capítulo uno de Los Muelles de caronte, historias de terror y ulteriores zarandajas.

LOS MUELLES DE CARONTE; Prólogo: Caronte - La desfloración del demiurgo

"¿Dónde estoy?". Tiene que sonarte. Es una frase que has oído en cientos de películas y leído en multitud de libros; incluso es posible que tú mismo hayas interrogado al vacío con esa pregunta alguna vez. ¿Y cuáles son las circunstancias que envuelven tan familiar cuestión? La desorientación. Así de sencillo; un tipo pierde el conocimiento al darse un golpe en la cabeza y al recobrar el sentido lo primero que pregunta instintívamente es dónde está; y eso implica enfrentarse a una localización, un punto concreto en el tiempo y muy especialmente un entorno que podrían ser hostiles. Incluso los animales al despertar tras ser sedados miran nerviosos a su alrededor y corren a refugiarse en el primer lugar que les resulta medianamente familiar, y una vez que están allí se giran y observan con severidad, entornando los ojos. Han pasado por una situación en absoluto agradable y estudiarán el punto en el que salieron del letargo para que, sea lo que sea lo que haya pasado, no se vuelva a repetir. Quizás los hombres, con el tiempo, acaben riéndose de esa pérdida de la orientación y la conviertan en una anécdota para contar a los amigos; ya sabes: "No sabía dónde estaba, incluso creí que la había palmado, tronco; sí, sí, como lo oyes; allí sangrando como un cerdo entre los hierros retorcidos de mi 200 caballos. Hasta oía a los angelitos tocando el arpa. Graciosísimo, chaval. Pasé las de Caín.", pero las alimañas no le ven nada de gracioso. Y aunque el sentido del humor no sea algo que abunde en los animales está demostrado que lo de salir corriendo hasta un lugar seguro y observar agazapados en la distancia es algo que suelen hacer... no sé, justo antes de un terremoto, o cuando un depredador al que le ha abandonado el desodorante anda cerca, o cuando ven que la luna está alta pero se ha hecho de día en el bosque y los árboles emiten destellos cobrizos que pintan el aire de negro. Es una opinión muy personal, por supuesto; pero creo que si su reacción es similar es porque intuyen, o saben mejor dicho, que si el ser tragado por la tierra no es nada divertido, estar envuelto en llamas menos aún, y hecho pulpa en el vientre de un tigre más de lo mismo... lo que hay al otro lado cuando te abandona la consciencia es cualquier cosa menos gracioso. Sí. Yo creo que saben que dónde están es lo más importante; que estar aquí es bueno y estar en el otro lado no. Desde luego los hombres son más inteligentes, pero también se preguntan "¿dónde estoy?". Esa pregunta es siempre la primera. Luego, si se tercia, aparecen los no menos clásicos "quién soy, qué ha pasado, cuánto tiempo he estado así", etcétera. Pero la primera pregunta siempre es la misma. La gente que viene aquí sin embargo no se hace esa pregunta y no por ello está menos desorientada. Pero esa desorientación es diferente, ¿verdad, compadre? ¡Vamos, no bajes la mirada! No te creas tan especial. Tú eres uno de tantos que han pasado por aquí. Por eso nunca preguntamos el nombre de nuestros clientes; tampoco nos importa. Aquí no hay nombres ni caras, no hay raza ni credo, no hay... perdona, voy a encenderme un cigarro.

Como decía, no hay edad ni sexo. Aquí cada cual es una historia y cada historia una anécdota. Así de simple y así de complejo a la vez. Cada historia es única en sí misma y paradójicamente tiene un tinte universal: esa curiosa desorientación. Porque, como tú mismo podrás afirmar, aquí lo primero que se sabe es precisamente dónde estás, el cuándo y el cómo, incluso el porqué aunque no lo entiendas, y lo más importante: no hay marcha atrás, jamás recuperarás aquello que hayas perdido. Es precisamente esa percepción de pérdida inexorable lo que os entristece; debes estar muy seguro de dar el paso que has tomado. Nadie puede llegar ni a Los Muelles si antes no ha dejado todo atrás, hasta la esperanza, que es lo último que se pierde, como se suele decir popularmente. Mejor dicho, sobre todo la esperanza; y aunque no forme parte de mí trabajo sí suelo encargarme de dar un empujoncito a la clientela en ese aspecto. Del resto se encargan los tipos que te trajeron, los matones del jefe, esos dos hijos de la gran puta vestidos de Armani que lucen esa sonrisa de tiburón. Tienes suerte, no volverás a verlos; pero divago... Lo que no sabes, decía, son otras cosas; como por ejemplo qué lugar decidirán los mandamases de la residencia que es adecuado para tí, si encontrarás algún conocido o si podrás aliviar el peso de tu sufrimiento. Pero eso lo descubrirás cuando lleguemos; me temo que yo no puedo satisfacer tus dudas. Eso sí, y no comentes ahí dentro lo que te voy a decir, ¿de acuerdo?
Nunca he estado en la residencia; pero entre que ha habido alguna que otra fuga y por lo que he oído de las altas esferas de dentro... lo mismo puede resultar un campo de flores que un campo de concentración dependiendo del cliente; trato personalizado y todo eso. Los pocos que han salido han acabado volviendo, su estancia dentro les transforma y tienen una visión de la realidad que hace que el mundo de ahí fuera o se les quede muy grande o muy pequeño; muchos grandes pensadores y religiosos han llegado hasta aquí y han hallado "la verdad"; se dice que tiene una luz tan brillante que acaba cegando a quien creía estar más cerca de ella y al ver que todo su pensamiento iba desencaminado lloran y se retuercen como si hubieran sido desvirgados por una manada de rinocerontes por turnos. Si eres uno de esos, ya sabes lo que puede tocarte, pero... ¡nah! No creo; tienes pinta de capullo, perdona que te diga; de buenazo y tal, me refiero. Así que quizá te toque un buen sitio dentro de la residencia; aunque nunca se sabe. Ahí dentro lo saben todo de ti, y si por muy pardillo que hayas sido en tu vida tienes un punto negro en tu currículum... lo sacarán a la luz y podrán joderte bien jodido. Y si pueden joderte, no dudes de que será lo primero que hagan.
Aún con todo el misterio y el acojone lo que sí puedo garantizarte es que va a ser toda una aventura, que jamás saldrás de ahí y que lo que casi todos buscáis, el olvido, se puede obtener dentro. Ese es el trato y se cumple, puedo jurártelo; no hay firmas compulsadas ni letra pequeña, factura ni recibo, ni tan siquiera un apretón de manos. Desde el momento en que llegáis aquí ya no hay marcha atrás. Y nadie viene engañado aún sin saber lo que te pueda esperar dentro; que lo llamemos "residencia" no quiere decir que lo sea. Y aunque la estancia sea gratuíta tienes que tener claro lo que este lugar no es: No es ninguna secta, campo de exterminio, balneario, cárcel, Disneylandia, plantación sudista, macrodiscoteca, manicomio ni un puto centro de beneficencia. Sobre todo no es esto último; tú mismo habrás visto en Los Muelles a un buen montón de harapientos apalancados en la barra tapándose la cara con las manos. No se pueden permitir costearse mi comisión en este negocio. ¡Je, je! En realidad soy el único que cobra en metálico en todo este entramado subterráneo; con ligeras excepciones claro. ¡No me mires con esa cara! Ya sabes a lo que me refiero; uno puede hacer la vista gorda y olvidarse de picar el billete en este peculiar viaje al País de Nunca Jamás si se tiene un largo par de piernas bien torneadas delante, ¿no crees? Aunque bueno, tú has tenido que pagar tu cuota, quizás no sea justo pero es lo que hay. Ya sé que no soy precisamente un humanista, pero tampoco soy de piedra. ¿Y qué saca el gran jefazo, te preguntas? Lo bueno que tiene ser el dueño de todo lo que vas a ver cuando lleguemos a la residencia es que el dinero es lo de menos. Ya lo decía Orwell: "a los poderosos se la suda el dinero, pero el poder en sí se la pone dura". Bueno... no decía eso exactamente, pero tú ya me entiendes. Considérate una pieza de su tablero de ajedrez porque así será, aunque no notes su influencia ni le veas jamás ni él mismo sepa nunca de tu existencia. Para él sois todos una diversión y delega la maquinaria de ese entretenimiento en sus gerentes.
Suena mal, ¿eh? Yo soy bastante cabrito, pero el jefe es un cabronazo sin escrúpulos; y perdona que me ponga serio. Y de paso me enciendo otro pitillo.

Él... bueno, es una historia larga y triste, pero el viaje también y supongo que no tienes nada mejor que hacer, así que acomódate como puedas. Quizá hasta te entretenga aunque pueda parecer arquetípica. Te resultará familiar: entre otras cosas hay una mujer, tristeza, y un final... bueno, digamos que tiene un final. Pero antes de llegar al meollo de la trama deberías saber cómo son las cosas por aquí y en qué entorno me muevo para que tengas una visión más completa de lo que sucedió; y para eso no hay nada mejor que empezar por el principio. Y en este principio hay un héroe. Como lo oyes, tío; un puto héroe de mierda.

La Fábula del Polimorfo (Metáforas del blog muerto III)

La Fábula del Polimorfo (Metáforas del blog muerto III)

Hace muchos siglos, en un bosque que aún no existe, tres seres confluyeron en una encrucijada y detuvieron sus pasos para recuperarse de las fatigas del camino.
Uno era un hombre enjuto, ajado y andrajoso, que desprendía un hedor tan pestilente que hasta los piojos huían de su enmarañado y duro pelo. Otro era un cerdo hinchado y deforme, más hediondo aún que el hombre; y sus nauseabundas carnes estaban marcadas por infinidad de profundas heridas supurantes. Finalmente había un monstruo alto y delgado, que olía como la misma muerte; no tenía piel, así que sus músculos, venas, huesos y órganos internos se combinaban en una masa informe de destellos rojos, negros y azules.

El hombre se sentó en el tocón de un árbol cortado que coronaba el centro de la encrucijada; el cerdo simplemente se dejó caer en el suelo, copando sus heridas de tierra e insectos y el monstruo salió del camino y se fundió con las sombras del bosque, agazapado.
El hombre encorvó su espalda sobre la corteza del tronco con un gesto de dolor y dirigiéndose al cerdo dijo:
- Disculpa que perturbe tu descanso, amigo cerdo. Permíteme que me presente antes de plantearte una duda que quizás puedas resolver.

- No es necesario que te disculpes, persona. Ni me merezco que te presentes ante mí. No sería digno ni de que me pisaras la cabeza si quisieras, aunque teniendo en cuenta lo que repugno, dudo que nadie pudiera tener ganas de hacerlo.

- Verás, amigo cerdo. Yo antes era un caballero. El más noble de los señores me tomó bajo su protección. Yo llevaba sus espadas, le ayudaba a montar a caballo, cabalgaba a su diestra en el fragor de la batalla, encorsetaba y desceñía su armadura; en ocasiones hasta le preparaba la comida y limpiaba sus establos. Mi vida era dichosa al lado de mi señor; era generoso y amable conmigo y perdonaba mis errores con una sonrisa. Pero llegó un día en que mi señor decidió prescindir de mis servicios. "Eres el más hábil y fuerte de cuantos caballeros hayan hollado este reino", me dijo mayestático; "el pueblo te quiere y admira, y no existe mujer que resistirse pueda a tus virtudes y encantos. Pero ya no te quiero a mi lado. Te libero de tu vasallaje. Ve en paz y encuentra tu destino". Pero, ¿de qué me sirve ser el mejor caballero si no he conseguido complacer a mi señor? ¿Qué destino puedo buscar si al lado de mi señor ya lo había encontrado?

- Triste fortuna, caballero. - murmuró el cerdo.- Triste fortuna.

- Le pregunté a mi señor en qué le había fallado para expulsarme de su corte, si mis habilidades en combate habían decrecido, si mi fidelidad y devoción hacia él no le parecían suficientes; y él me contestó con estas palabras: "Nada de lo que dices es la causa. Como una hoja traída por el viento llegaste y como una anécdota te vas. La vida te condujo hasta mí y yo hago uso de lo que la vida me trae, hasta que acaba". No puedes ni imaginar, amigo cerdo, el dolor de mil puñales ardientes que me atravesaron el alma al oír de labios de la persona a quien había jurado servir hasta mi último hálito de vida... que yo era una situación pasajera y no una persona, que yo era una circunstancia a utilizar y no un ser humano.

- Es terrible eso que te han hecho, - siseó el monstruo tras los arbustos.

- Este es el tercer día desde que salí de tierras de mi señor, allá, bajando el camino del sur, donde los campos eran dorados y el sol iluminaba el lomo de las bestias... y mírame cómo he quedado, apenas una sombra llorona e implorante. Por eso, mi buen cerdo, si pudieras ayudarme y decirme a dónde conduce esta encrucijada te lo agradecería eternamente.

- Persona, me hallo en tu misma situación. Al igual que tú yo tenía un granjero al que querer. La primera vez que me vio me acarició las orejas y me dijo con tristeza que yo era un cerdo muy hermoso, robusto e inteligente; y que nunca jamás había tenido un cerdo al cual no matara enseguida para aprovechar su carne; así, aunque desconfiara de él, le quería por los halagos, las caricias y el tiempo que estaba sentado haciéndome compañía. Pero vi que con el paso de los meses me tomaba cariño y yo dejé mis miedos, y engordé comiendo de su mano y me dormía junto al mismo cuchillo con el que había matado a otras bestias de la granja cuando él me rascaba la barbilla. Pero un día, al igual que a ti, me abandonó. Una mañana desperté lejos de mi camastro de heno, golpeado y empujado por los otros cerdos de mi amo. De la noche a la mañana había dejado de ser especial para él y me había colocado con el resto de los míos. Sentí tu mismo dolor al ser desechado, al saber que sólo eres uno más de la piara... y deseé devolverle todo el cariño que había acumulado por él reconvertido en un torrente de ira: me escapaba de la porqueriza, mordía su mano cuando se acercaba a ver cómo me encontraba, rompía las verjas de la granja y me comía a otros animales provocando así su ruina.

- ¿Por eso intentó matarte? ¿A eso se deben las heridas que desdibujan tu cuerpo?- preguntó el caballero visiblemente impactado ante tal visión de agonía.

- No, caballero, no intentó matarme. Me dejó ir diciendo: "Aunque hubiera dejado de quererte no te maté. Te puse junto a los demás cerdos para que pudieras rehacer tu vida con los tuyos, pero no la quisiste. Y ahora mira la granja; lo has destrozado todo, me has arruinado. Vete". Aún a pesar de todo el daño que le había ocasionado seguía perdonando mi vida y yo, antes de emprender la huida hacia la espesura, di un último golpe de rabia con todas mis fuerzas y arranqué de un mordisco la mano con la que me alimentaba y acariciaba y la escupí al suelo maldiciéndola.

- Es terrible eso que hiciste.- jadeó el monstruo reptando entre unas zarzas.

- Este es el segundo día desde que salí de la granja de mi amo, allá, subiendo el camino del norte, donde la lluvia formaba bellas hondas en los ríos y la tierra estaba impregnada por el frescor de la hierba... y mírame como he quedado, apenas un engendro que se muerde a sí mismo y se lanza contra las rocas. Por eso mi buen caballero, yo tampoco puedo ayudarte pues no sé a dónde puede conducir esta encrucijada.

Entonces el hombre se levantó lenta y quejumbrosamente y el cerdo se incorporó sobre sus sangrantes patas delanteras y llamaron al monstruo para que saliera de la espesura. El ente descarnado apareció tras una roca arrastrándose sobre su tripa y clavando su mirada en la angustiada pareja preguntó:
- ¿Qué queréis de mí?

- ¿Puedes decirnos a dónde conduce el tercer camino de la encrucijada?- inquirió el hombre, pues el cerdo apenas podía articular palabra del dolor.

- No puedo, persona y cerdo, pues este es el primer día desde que salí del final de ese camino y no viene de ningún punto cardinal. Ese camino no viene de ninguna parte y su meta es esta.

- ¿Qué meta es esa que dices?

- Este es el lugar donde el caballero mata al monstruo, el cerdo se sacia con su cadáver y el hombre festeja su triunfo engullendo al cerdo cebado. Este es el lugar donde se vencen las pesadillas.

El hombre echó mano a su cintura instintivamente buscando una espada que ya no existía. Todas sus armas y defensas las había dejado en casa de su señor y ya no tenía con qué enfrentarse al monstruo; y viendo de frente su futuro se sumió en la desesperación. El cerdo comenzó a gruñir, pero la posibilidad de que la muerte que el monstruo le auguraba pudiera aliviar su tormento, no consideró que con un sumo dolor final pudiera expiar el remordimiento del daño que había provocado a su amo; y viendo que su fin estaba cerca se abandonó a la tristeza.

- ¡Ja, ja, ja! – se carcajeaba el monstruo,- Persona, no cedas a la angustia; ni con tu armadura, caballo y armas podrías vencerme. Porque... ¿cómo ibas a levantar tu acero si el daño que tu señor te ha causado ha fundido tus fuerzas?. Cerdo, no te apenes; ni aunque tu instinto de supervivencia renaciera podrías salvarte. Porque... ¿cómo ibas a embestirme si el daño que has causado no deja de atormentarte?

- Acaba con nosotros si quieres, pero deja de torturarnos.

- Persona, ¿de qué serviría que tu señor volviera a llamarte a su lado si ni tú mismo te quieres? Pero no importa, porque ni aun queriéndote a tí mismo volverá a acogerte en su seno. Cerdo, ¿de qué serviría que tu amo te perdonase y te admitiera en su granja si ni tú mismo eres capaz de perdonarte? Pero de nuevo eso es algo que no sucederá, así que no importa.

- Mátanos.- logró exhalar el cerdo.

- Hoy es el día en que la pesadilla derrota al durmiente. Sabed que antes de ser monstruo fui cerdo, y antes de ser cerdo fui persona. Mirad en lo que me he convertido. Miradme. Persona, mira cómo tu señor me ha dejado sin piel. Cerdo, mira en mis entrañas como se retuerce la mano que arrancaste a tu amo. Soy el daño que habéis recibido y el daño que habéis causado. Cerdo y persona, soy el fruto de vuestra aberrante fornicación.

Y diciendo esto, el monstruo se lanzó sobre el cerdo tragándolo de un solo y monumental bocado. El caballero echó a correr por donde había venido, pero delante de él solo veía un camino de calaveras y navajas rodeado de un frío desierto. A pesar de todo siguió corriendo, destrozando sus pies, tambaleándose y cayendo una y otra vez al suelo.

- Abandona, únete a mí y olvida el sueño de que alguna vez pudiste ser humano. – aullaba la voz del monstruo a su espalda;- El cerdo ya forma parte de mí, su arrepentimiento eterno no tiene penitencia, sus remordimientos fluirán en mis venas para siempre. Abandona y haz mío tu dolor. Juntos haremos que el mundo gire. Esta vez seremos nosotros los señores que expulsan a sus vasallos; esta vez el mundo llorará al escupir nuestra mano arrancada. A fin de cuentas lo único que cambiará es el orden en el que suceden las cosas. Dejemos de ser víctimas vengadoras y seamos verdugos asesinados. Ya falta poco; te están saliendo pezuñas, gateas a cuatro patas y las ventanillas de tu nariz forman ya un hocico. Ya casi eres el cerdo; recuerda el día de tu partida y verás que tú también le arrancaste la mano a tu señor.

- Nunca, - replicaba el hombre haciendo rechinar sus dientes y haciendo volar con su aliento el sudor que goteaba de su creciente hocico. – No debo dejarme vencer, pero no puedo más; me estoy quedando sin voluntad ni fuerzas.

- Tan sólo durará un momento, y al final serás... yo.

- Ya noto su aliento en mi nuca.

PANEGÍRICO: Esta es la última parte de la serie de metáforas. Espero algún día escribir un epílogo o moraleja a la fábula y que el hombre-cerdo se salve; de no ser así, no hace falta que lo escriba para saber cuál es el final, que tiene pinta de ser bastante inevitable y próximo.

Metáfora 1 (El acto de destrucción)= Demasiado redundante, demasiado explícito, demasiado espiritual. Un texto poco trabajado que podía haber quedado peor teniendo en cuanta que la base argumental de dioses y creyentes es muy mala.
Metáfora 2 (La reflexión tardía) = Corto, claro, conciso y repetitivo en estructura, que es lo que yo buscaba. Lo más onírico, poético y personal que he escrito. Estoy satisfecho con el resultado teniendo en cuenta que es la primera vez que intento parir algo así.
Metáfora 3 (La solución final) = No sé si a ojos de otros parecerá una puñetera mierda, pero creo sinceramente que es lo mejor que he escrito en mi vida a todos los niveles. Lo cual tampoco es ningún alivio.

Escribiré otras cosas, pero me he quedado seco con las dos últimas. Necesito salir del camino de calaveras y navajas y descansar mis pezuñas unas horas, y si el monstruo me alcanza, que así sea.

El estertor (Terrores nocturnos I)

El estertor (Terrores nocturnos I)

Duermo. Y sueño. Y sueño que estoy de pie en una pradera de hierba seca que cruje al rozar mis rodillas. Hay algo que se mueve a mi alrededor agitando grupos ovalados de briznas. Son ovejas; ovejas jugosas de blanca lana con los dientes verdes por la continua masticación del pasto.

Me cubro la vista con la mano y mirando hacia el sol vislumbro una sombra de pelaje azabache que se dirige hacia mí a toda velocidad; chocando, pisando y empujando cada oveja que se cruza en su carrera. Cuando veo que es un lobo de boca espumeante y ojos rojos apenas me da tiempo a recular dos pasos hacia atrás antes de que de una dentellada casi fallida rasgue el aire y mi tripa. Mis entrañas quedan al descubierto y caigo al suelo de espaldas.
La fiera vuelve al ataque, esta vez centrado en mi cuello, pero logro aferrar el suyo con la adrenalina fluyendo vigorosa e incontroladamente y detengo el mordisco letal.

- ¡Hijo de puta! - le digo escupiendo saliva, sudor y sangre.- Tienes ovejas a tu alrededor como para saciar a toda tu maldita especie. ¿Por qué me atacas a mí?

- ¿Por qué el pastor mata al lobo? - me responde.

- ¿Cómo? - pregunto yo a mi vez - ¿Acaso no matas tú su ganado? ¿Su sustento?

- Sí; y sin embargo también el granizo destruye la cosecha y no por ello matas a la nube. También el fuego quema los campos y no por ello dejas de avivarlo para calentarte. Las palomas ensucian tu casa y te contagian enfermedades y aún así lo sigues usando como símbolo de paz.

En un furioso intento de no ser devorado arranco con mi mano izquierda sus orejas a base de sendos tirones y hundo los dedos en sus ojos hasta que sus globos oculares resbalan viscosos entre sus propias mandíbulas.

- ¡Estúpido! - aúlla entre el dolor y la risa - ¿Crees que si tú no tuvieras ojos ni orejas dejarías de resultarme apetitoso? ¿Qué te hace pensar que por la misma razón vaya a dejar de tener hambre? No ha habido día en mi vida que no haya tenido que huir de cazadores intentando darme muerte. Es irónico que a pesar de todo eso seas tú la primera oveja que como.

Suelto su cuello, pues mi pata ya no tiene dedos con los que agarrar.
Sus colmillos se abren camino entre los rizos de mi lana y me perforan el cuello.

Despierto en un charco de sudor y vómito.

Cambio de formato

Cambio de formato

Pues eso, que he cambiado el formato para hacer los textos que voy a poner a partir de ahora relativamente más legibles. Y mañana es fiesta aquí, así que al final no me quedo; con lo cual no iré a la oficina, que es donde tengo los borradores para pulirlos con el Wordperfect y también donde tengo el Omnipage (un programa brutal para escanear que reconoce y digitaliza textos; el sueño de cualquier estudiante que vive de los apuntes y fotocopias del prójimo).
Así pues será el domingo por la noche-madrugada cuando haya vuelto y tenga la versión definitiva del primer capítulo. De todos modos tampoco es que tenga mucha prisa ya que el blog este no lo lee ni la madre que lo parió.

En otros ámbitos la vida sigue igual, como en la canción de Julio Iglesias. Estoy bastante orgulloso de apañármelas totalmente solo en esta ciudad (mi compañero de piso apenas aparece por aquí) y de mi trabajo. Lo malo es que esta independencia ha venido de la mano con una soledad tremebunda que ya no lleno ni yendo a Zaragoza. La sensación de pérdida de ciertas personas y ciertas circunstancias es muy dura, pero peor es el peso de la conciencia; el peso de los errores del pasado. El peso de una culpa que con total certeza voy a tener en mente mientras viva.

En fin...

¡Adelante, bolingas!

¡Adelante, bolingas!

Sí, sigo desde un cyber. Y eso que sorprendentemente y cuando se supone que me iban a dar de alta la línea para Abril resulta que han venido hoy por sorpresa a ponérmela. Eso sí, aún no está arreglado del todo por cierto rollo de la toma central, que está en un armario cerrado bajo unas llaves que tiene un presidente de la comunidad que no está en su casa (arf, arf).

Con esto se supone que ya debería poder tener internet en menos de 48 horas, aunque sea vía tarifa plana, pero niet tovarisch. Enresulta de que sólo existen tomas de teléfono en la cocina y en el salón (al menos que yo haya descubierto) con lo cual no tendré más remedio que tirar de router (afortunadamente ya me olía el pastel y pedí router) aún perdiendo un poco de tasa de transferencia. Y tampoco estoy por la labor de poner un cable de, calculo, unos 20 metros cruzando toda la casa.

A ver si llega el viernes ya y puedo poner a este post idiota una foto más idiota aún.

Currinho Ximenes; O terror das nenas

Currinho Ximenes; O terror das nenas

Bien, ya estoy instalado en Soria y a espera de llevar el ordenata y de que me ponga el internet en casa las cosas van rulando muy bien. A diez minutos andando de la oficina, calefacción central, habitación grande con armario empotrado, cocina amplia, terraza, sala de estar gigante con dos sofás de esos para tumbarse y vaguear, una tela con DVD y un compañero de piso que casi nunca está y me nutre de DVDs y licores de plantas... llamémoslas exóticas, y que además es íntimo del dueño de un disco bar. La caja de ahorros, el cyber (provisional hasta que ponga internet), el telepizza, la zona de bares y las tiendas en un radio de 100 metros alrededor de casa. La única pega es que debe haber un bareto que pone la música a tope los fines de semana y no lo insonorizan ni a base de miles de denuncias, pero me la bufa, porque no pienso estar mucho en casa los fines de semana; o me bajo a Madrid o me vengo a Zaragoza.

El trabajo; bueno, hay bastante tajo (más de 2.000 tomos de registros de fincas que escanear, cientos de tipos pidiendo notas simples sobre propiedades -sobre todo inmigrantes-, escrituras que grabar en CD, decenas de miles de hojas registrales que controlar para que las firme el registrador, planes urbanísticos de pueblos que escanear y actualizar, etc.), pero también lo hay en un andamio y ahí hace más frío y encima tienes que doblar el lomo. Este mes voy a ir bastante peladete con los primeros gastos, pero tengo un buen remanente y como tengo calendario de insititución pública van a caer fiestas y puentes como por un tubo.

Y como estoy escuchando ahora mismo Vacaciones en el Prat de los Decibelios... dejo de escribir y me bailo un ska. Oi!

Este tío ya no comerá más salmón

Este tío ya no comerá más salmón

Me apetecía escribir algo truculento y como ando muy musical ultimamente, niños y niñas, voy a relataros a continuación una historia de la que me enteré hace años. Nada sobre el batería de Deff Leppard perdiendo su brazo, ni el accidente del batería de Su ta Gar en la playa de La Concha, ni rolletes light como las muertes de Hendrikx, Bonham o Cobain; no. Es más casposa y ridícula la fórmula noruega.

Fijaos en la foto sobre el texto; un tipo en el suelo, sangre, una escopeta y un cuchillo de cortar filetes de brontosaurio. Sí, es totalmente real; una de las más famosas y controvertidas portadas de la historia de la música. Os cuento más o menos lo que sucedió, que hace tiempos que leí la historia e igual me equivoco en algún detalle...

Eran principios de los 90 y los púberes noruegos se aburrían como una ostra en un país que tiene todas las pintas de ser muy bonito paisajísticamente, pero un soberano coñazo en todo lo demás. Tanto aburrimiento en dicha juventud les hacía quedarse en sus casas en un lugar tan frío y soso, así que se volcaron en un estado de frikismo de biblioteca, ya sabéis, libracos de fantasía épica con los que fantaseaban por una Normandía llena de bosques, fiordos, cánticos a Odín y calvados servido en calaveras por esclavas rubias en salones de madera. Todo muy viquingo. La culpa de que esas fantasías no pudieran hacerse realidad la achacaban a la cristianización del país. "Talan nuestros bosques de elfos para construir sus iglesias; esto con Thor no pasaba, Erik; hace 900 años sí que se vivía bien, te lo digo yo que soy descendiente de Harald Kagorrotsen y tal". De esta guisa empezaron a dejarse los pelos largos y a oir grupos de música que curiosamente no eran de Noruega: Possessed y Slayer (americanos), Sodom (alemanes), Venom (ingleses), Celtic Frost (belgas),etc. Obviamente el frikismo de estantería y minicadena apalancados en su cuarto les dejó unas neurosis bastante pronunciadas; decidieron salir de sus cavernas para devolver a Noruega a sus raíces.

Todo de cuero negro, brazaletes de pinchos, aspecto siniestro, cara de mala leche... todo copiado de los grupos anteriores. Comenzaron a coincidir en los garitos heavys de la época y empezaron a hacer planes y formar sus propias bandas. Berridos metaleros emitidos en garajes por yogurines de entre 14 y 20 años surcaron la Noruega de principios de los 90. El líder de aquella troupe (Øystein Aarseth) respondía al alias de Euronymous, el estilo musical sacado de una canción de Venom: Black Metal.

El amigo Euronymous se juntó a un batería llamado Hellhammer (muy original) y formaron Mayhem, la protobanda por excelencia de Metal Noruego. Euroymus reunió a su vera a bandas de amiguetes: Immortal, Emperor, Marduk, Dark Funeral, Satyricon y sobre todo Burzum. Burzum era y sigue siendo una banda compuesta por un único miembro; Varg Vikernes, alias Count Grishnack en honor a uno de los orcos que salen en El Señor de los Anillos. Bien, hasta aquí todo parece muy normalito, como los principios del grunge o el punk o similares. Ahora viene el culebrón de la historia.
Euronymous y sus amiguetes formaron una especie de club, El Círculo del Norte. Tenían su discográfica patatera, su tienda de discos con las ventanas tintadas y sin luz (los clientes tenían que coger una antorcha, no es coña) y estaban como putas regaderas. Quemaron alguna iglesia y hasta Grishnack se fue con su por entonces novia a Suecia para hacerle pintadas y ponerle un petardo en la puerta al cantante de Accept (pillaron a la tipa), uno de los miembros de Emperor se emparanoió creyéndose que era un troll y el batería del mismo grupo se dejó seducir por un gay para luego cargarselo a puñaladas en un parque. Los resultados de su lucha por un renacimiento viquingo eran tan dudosos como sus ideales.

Las cosas empezaron a ir mal en el Círculo; mucha testosterona, muchas envidias y muchos celos. La novia de Grishnack le dejó y se largó con Euronymous; Grishnack no se mosqueó demasiado pero sí le hinchaba la venilla de la frente que Euronymous no terminara de firmarle el contrato de un álbum que tenían apalabrado, aparte de que Grishnack consideraba que su rival se estaba estancando y había abandonado su lucha por una Noruega viquinga y bla bla bla.
Encontrando pues muchas razones como para estarse quietecito, y digno de un rey del crimen, Grishnack decidió darle matarile a Euronymous.

El mayor problema era la distancia; Euroymous vivía a 3 horas en coche de la casa de Grishnack (más bien la de sus padres). Ni corto ni perezoso, Grishnak ideó la coartada "perfecta": llamó a un amigo para que fuera a su casa y se pasara toda la noche dando martillazos para que los vecinos creyeran que no se había movido de allí; mientras tanto Grishnack cogería el coche de su madre con otro amigo e iría a hacerle la visita mortal a Euronymous con una escopeta de caza en el regazo.

- ¿Qué vas a hacer con esa escopeta, Varg?
- Si no me firma el contrato para el disco, lo balaseo como a un perro.
- Bueno, pero date prisa que yo mañana tengo clase.

Se plantaron en el bloque de apartamentos donde vivía Euronymous a las 3 de la mañana; Euronymous contestó al telefonillo totalmente dormido y tras una larga discusión, el pringado de Euroymous le dejó subir y le recibió con las melenas alborotadas, muerto de sueño y en pijama. Grishnack había dejado la escopeta en el maletero, pero llevaba un cuchillo jamonero oculto en la chupa. Euronymous, que estaba bastante hasta las pelotillas de la insistencia de su archienemigo decidió firmarle el contrato de una puñetera vez para que le dejara en paz. Se agachó ante una mesa para firmarlo y nada más acabar, sin tiempo a darse la vuelta, Grishnack le soltó varias puñaladas traperas que le dejaron seco en el suelo.
Al asesino le entró el canguelo y decidió rematar su faena con una jugada digna de los Trilocos para montarse su coartada. Bajó al coche donde esperaba su amigo al volante: "no te preocupes, Jorgen, que no ha pasado nada; cojo la escopeta para un asuntillo sin importancia y ahora vuelvo". Volvió al piso, le metió a su víctima el cañón en la boca y disparó. Sin embargo, no estaba del todo convencido de que la policía se fuera a tragar que había sido un suicidio, así que volvió a coger el cuchillo y le cortó las venas. Tras el crimen ferpecto salió corriendo pues los vecinos, lógicamente, habían oído el tiro y habían avisado a la policía.

En el mundo hay gente tonta, muy tonta, pero Grishnack lo era especialmente. No se le ocurrió otra cosa que darse un rulo, comprarse una cámara de fotos desechable y volver al lugar del crimen, que ya estaba sellado por la policía a la espera del juez. Trepó el muro hasta la ventana del segundo piso donde vivía Euronymous, entró en el apartamento y sacó la foto que luego sería portada-tributo del disco póstumo de Mayhem.

Ni que decir tiene que a la mañana siguiente se plantaron en casa de Grishnack para arrestarle; había dejado las huellas de los zapatos ensangrentadas, huellas en el cuchillo, en la escopeta, en la ventana y hasta el muy imbécil se había dejado en casa de la víctima el contrato ensangrentado a su nombre.

Siguió haciendo discos desde la trena en plan metal-folk, de donde se rumoreaba que saldría por buena conducta, si es que no ha salido ya. Aunque lo de la buean conducta no sé de dónde lo sacan, porque el menda se ha montado escritos de teorías sobre la correspondencia de El Señor de los Anillos con el nazismo. Vamos, que sólo la falta tatuarse una esvástica como Charles Manson. Pero eso ya es otra historia.

Mamá, quiero ser un Misfit

Mamá, quiero ser un Misfit

Han sido unos días geniales; venía a escribir sobre el curro que me ha salido en Soria. La cosa está en que empezaré en Marzo finalmente, aunque aún tengo que encontrar piso. Los amiguetes, tan salidorros como siempre, me han sugerido que pille una compartido con tías ya que Soria está lleno de estudiantes, pero como que paso bastante. En ese aspecto ya tengo más de lo que necesito con diferencia, así que mejor un estudio para mí solo. Y tengo un cyber justo debajo de la oficina así que...

En otro orden de cosas he tenido un fin de semana realmente especial: la mejor de las compañías, buenos ratos y lo que se podría llamar como un crecimiento personal bastante grande (no me gusta la palabra "madurar", me suena a fruta podrida cayendo de un árbol): He aprendido a valorar más a la gente, sus esfuerzos, sus preocupaciones... he aprendido a aceptar ciertas situaciones o ideas con bastante naturalidad, aunque sean dolorosas o no digan nada bueno de mí. Aún no estoy en plena forma pero llevo camino del 100%, con tiempo y tranquilidad y apoyo de gente que realmente merece la pena.

Ya sé que el texto no tiene nada que ver con el título ni la foto, pero es que me encantan las pintas de los Misfits, debería haberme dejado el flequillo como ellos cuando me corté la melena, aunque sólo fuera durante unas semanas :D

Meditación trascendental

Meditación trascendental

By Bob Esponja:

"Ahora sé que hay en mi interior: un chico.

Pero eso está bien. Porque hice todo lo que dijeron que un chico no podía hacer; porque llegué a Ciudad Almeja, vencí a los cíclopes, viajé con Hasselhoff y recuperé la corona del rey.

Así que sí, soy un chico. Y también soy un chiflado y un idiota y un cabeza de chorlito. Pero sobre todo soy... soy... soy... ¡soy un cacahuete!

(a ritmo de rock)
¡Eres un cacahuete! ¡Vamos, vamos cacahuete! ¡Cacahuete, cacahuete! ¿Qué me dices? Ven. Si no quieres que me ría nunca más reiré. Y digo no. ¡No, nunca reiré! ¿Qué me dices? Ven. Tú me dices que soy sólo un chico, dímelo otra vez. Yo te digo "ya"; otra vez "ya". Si lo que quieres es sentirte como yo, así lo harás, chico serás y muy feliz.
¡Soy un cacahuete! ¡Es un cacahuete! ¡Vamos, vamos cacahuete!"

No, no me he ventilado un litro de Mistol; interprétese como una cura de humildad zen o algo así. Aparte de que me he divertido escribiéndolo.

Mister Proper ahora se llama Don Limpio

Mister Proper ahora se llama Don Limpio

Cuando aprobé el COU estábamos en el siglo pasado, eran buenos tiempos, o quizá no tan buenos. Tenía que acabar el COU como fuera y en mi anterior instituto pintaban bastos: un 99% de aprobados en la primera tanda de Selectividad gracias a una brutal criba que sólo unos escogidos podían pasar. Sin embargo la situación en el nuevo instituto era bien diferente; me pasaba las tardes con los amiguetes en las recreativas y luego acudía a un par de clases que no tenían ningún misterio; incluso en Literatura el profesor se pasaba de rosca y no hacía más que hablarnos de películas, música y de lo mal que estaba la enseñanza. Así nos fue a la mayoría, que suspendimos el examen de Literatura de Selectividad con notas por debajo del 2.

Pero en fin, el caso es que finalmente aprobé el puñetero curso; algunas asignaturas cayeron por inercia como Lenguaje o Historia, otras a base de sendas chuletas tamaño folio puestas directamente encima de la mesa (con un par), otras porque se me daban bien espontáneamente como latín (aún recuerdo que siendo el único alumno de esa asignatura el profesor se piraba a la cafetería en medio del examen dejándome en su despacho rodeado de libros y apuntes mientras cerraba la puerta diciendo "no copies mucho"; no me hacía falta, se me daban bien las traducciones) y también me gané el aprobado en alguna como en Filosofía, que me era esquiva desde hace años, si bien creo que suspendí el examen pero me la aprobaron por eso de que sería la única que me quedaría. Nunca pedí ver el examen, ni falta que hacía. Había aprobado el COU.

Nos habíamos juntado un grupo de gente majillo: el Mediavilla que era segurata y un gran tipo, el Fernando que era un guaperillas con el que te partías de risa, el Óscar y otro tipo cuyo nombre no recuerdo que eran amigos a su vez de un viejo camarada de clase: Víctor, alias El Hardcoriano; un maquinero con el que hice camarilla y me descojonaba en clase. Aún conservo gratas anécdotas de aquellos tiempos duros en los que me empezaba a abrir camino por enésima vez en un sitio nuevo, gente nueva... "Ya me ha dicho el Víctor que eres un cabronazo de cuidado", me dijo un día Óscar; "hasta te pareces al Santiago Segura". "Será en el cagar", le contesté yo.

El caso es que no todos aprobamos el COU. Óscar había suspendido inglés, aunque lo aprobaría en septiembre y el otro amiguete hacía mucho que había dejado de ir a clase por no recuerdo qué asuntos de trabajo. De todos modos quedamos todos en plan apuesta idiota en ir a la Sala X de la avenida San José para celebrarlo. Sólo acudimos Mediavilla, Fernando y yo, los otros se rajaron con excusas más que dudosas.

Recuerdo que era una preciosa tarde de Junio, un viernes sobre las cinco de la tarde y no había ni dios por la calle; nada más encontrarnos el Fernando ya se empezó a partir el ojal de la risa. Nos colamos por la galería que daba acceso a la sala y cada uno pidió su entrada a la vieja que estaba en la taquilla; nuestra intención era ir a ver una película de esas cuyo simple título te hace descojonarte; algo como: "El regreso de Netrator", "Sandy se come toda la nata" o "Party de latex". Pero la peli que echaban se llamaba "Mujeres bisexuales", que apestaba a rollo americano lleno de lésbicos interminables y aburridos. De todas maneras una apuesta es una apuesta y abrimos la primera de las puertas.

Era un cine a la antigua, con dobles puertas rojas coronadas por un ojo de buey y amplias cortinas de felpa. Yo entré el primero y las bisagras de la puerta sonaban como las del castillo del conde Drácula en las pelis de la Troma, perfecto para pasar desapercibido, vamos, más aún si ya ha empezado la película. Lo que ví al abrir la segunda puerta y apartar la cortina me dejó helado; no se veía una puta mierda: la imagen de la pantalla estaba como difuminada a propósito; apenas se podían leer los subtítulos de la película que por cierto tenía el volumen al mínimo. el resto de la sala estaba inmerso en la oscuridad más acojonante en la que me haya encontrado. Negro como boca de lobo; no se veía nada, ni el tamaño de la sala, ni las filas, ni gente, ni nada... para poder ver algo saqué el mechero, ya que Fernando y Mediavilla tropezaban entre sí detrás mío, y lo encendí. Sólo se veía la llama; ni tan siquiera veía mi propio pulgar. Ese maldito sitio debía pertenecer a otra dimensión porque absorvía la luz.

Ya no era la sensación de ridículo por estar perpetrando una bizarrada como la que teníamos entre manos, ahora la cuestión era cómo encontrar un asiento sin tropezarse con nadie que estuviese haciendo vaya usted a saber qué. Fernando le echó huevos al asunto y me adelantó con los brazos hacia delante andando como Frankenstein hasta que consiguió dar con los asientos que apenas estaba un par de metros delante nuestro. Yo fui tras él y me senté en el primer asiento mientras Fernando estaba distraído guiando a Mediavilla a través de esos dos siniestros metros. Instintívamente Fernando pasó delante mío y se sentó varios asientos más hacia el centro; Mediavilla se decantó por la fila de adelante, justo delante mío. Empezamos a descojonarnos de la risa tapándonos la boca para no delatar nuestra posición al resto de la sala, si es que había alguien más. Estuvimos riéndonos y emitiendo bufidos contenidos de carcajadas durante unos 20 minutos, tiempo tras el cual nuestros ojos se habituaron a la oscuridad y comenzó nuestro psicodélico viaje particular. Sólo aguantamos diez minutos más hasta que Fernando dijo que saliéramos.

Salimos descojonándonos a risotada limpia y pasamos a relatar cada uno nuestra alucinógena versión de la experiencia:

Fernando no tuvo mucha suerte; se sentó a unas butacas de distancia de un viejo que según pasaban los minutos se le iba acercando cambiando de asiento, hasta que le tuvo a una butaca de distancia, que es cuando Fernando huyó; se pasó los últimos minutos acojonado. Ya me extrañaba que el más "risas" de los tres fuera el primero en guardar silencio en la sala.

Mediavilla oía jadeos extraños de las filas más bajas y en una ocasión hasta escuchó el inimitable sonido de una cremallera bajándose. Aparte de eso fue el que más caso hizo a la peli y se acordaba de algunas frases de los subtítulos que luego nos contaría con regocijo.

Lo mío fue más pasado de ácido. Cuando empecé a acostumbrarme a la luz oí las jodidas bisagras de la puerta y me quedé mirando un rato a ver si veía traspasar las cortinas a alguien, pero no apareció nadie. Después mi atención volvió al frente y ya me había acostumbrado por completo a la luminosidad: ¡La sala era enorme! Y estaba bastante llena de gente, casi media entrada, increíble para el sepulcral silencio que imperaba allí, "aquí sí que no tiene cojones nadie de comer palomitas ni de abrir bolsitas de celofán", pensé. Justo antes de irnos ví con total claridad a una especie de maquinero de barrio con su chandal y su gorra medio escondido detrás de las cortinas (sin dudad era el que había hecho sonar las puñeteras bisagras), en otra de las puertas también había gente escondida. Asimismo me fijé en que un viejo calvo no paraba de dar vueltas alrededor de la sala; se sentaba en las filas más bajas, se levantaba, se colocaba en una esquina a ver la peli, caminaba un poco y volvía a sentarse en filas aleatorias repitiendo la operación de un modo compulsivo.

Recordábamos estas y otras chorradas tomándonos algo en un bar hasta que nos separamos. Después de eso los tres fuimos a la Selectividad y aprobamos de primeras. Hace muchos años que no les veo; una pena, eran buenos camaradas.

Del punto A al punto B

Del punto A al punto B

B: Ya te dije que en la radio habían avisado que las escenas de la flagelación eran bastante bestias.
A: ¡Joder, pero es que algunas me han parecido totalmente gratuítas. No gratuítas... ¡es que son una salvajada! Ese tío no tiene ni idea de dirigir.
B: Vale, hagamos lo siguiente: atracamos un banco y con la pasta tú diriges una peli y yo hago el guión, ¿te parece? O mejor, nos pegamos la vida padre y si nos apetece ser creativos rodamos un anuncio.
A: ¿Un anuncio de qué?
B: De lo que sea menos de coches o de compresas.
A: ¿Por?
B: Los de coches no los entiende ni dios y no tengo ningún puto interés en la automoción; en cuanto a lo de las compresas... no entiendo cómo intentan que algo como el reglote parezca chachi.
A: La verdad es que parecen anuncios hechos por tíos; te garantizo que tener la regla es una mierda.
B: ¿Tíos? Pues los anuncios de la Silke y la De Palma están dirigidos por Isabel Coixet.
A: Pero fijo que no están escritos por ninguna tía. Como el de "me encanta ser mujer". Coño, claro que me encanta, pero no por tener una matanza de Texas entre las piernas todos los meses, que es lo que parece que te venden. Eso sí, la niña chinita que sale en el anuncio es una monada.
B: Una monada hasta que la prota del anuncio le cuente cómo va a estar sangrando todos los meses. Después de eso quizás se haga transexual como Bibí Andersen.
A: Hijo, es una mierda, pero tampoco es para morirse.
B: A mí es que todos esos temas escatológicos, de fluídos y cosas así me tocan bastante los cojones; como el anuncio en el que hacen como una encuesta por la calle preguntando a la gente lo que opina de la menstruación. Yo no porque tengo el olfato jodido del tabaco, pero conozco amigos que han tenido que bajarse de un autobús urbano porque el olor de la regla de alguna o algunas pasajeras les han dado nauseas hasta llegar a punto de vomitar. No es coña.
A: ¡Joder, huele mal, pero no creo que sea para tanto!
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A: A mí me cae bien al que preguntan que va con una bolsa y dice que lleva chocolate y con muchos mimos y que tiene experiencia en aguantar a su novia cuando está con la regla.
B: Se nota que es un actor; me atrevería a decir que el tío no tiene novia y lleva en la bolsa chocolate del de fumar y un buen taco de revistas porno.
A: Seguramente, pero aún así me cae bien ese tío.
B: Si a mí me parasen cámara en mano a preguntarme no sé qué contestaría, pero supongo que lo mismo que si me preguntasen cuantas veces cago al día o si meo en tonalidades amarillas o blancas.
A: ¡Ja, ja, ja!
B: Y lo mismo en el anuncio ese que salen tíos de estos guapetones en plan gay metrosexual y les preguntan qué saben de la regla. Joder, ¿y usted qué sabe las poluciones nocturnas o de que le sangre la próstata? Comprendo que es un tema general de salud y tal, pero que no lo vendan como si fuera una bendición de los cielos.
A: Ya hasta anuncian pomadas para hemorroides. ¿Qué será lo siguiente, niños calvos sonrientes anunciando las maravillas de la quimioterapia?
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A: Oye.
B: Dime.
A: ¿Me pongo yo insoportable cuando estoy con la regla?
B: No especialmente; un poco bastante más mimosa, nada más. Hasta diría que estás encantadora. ¿Por?
A: Es que es como debe ser, pero es que en esos anuncios siempre salen las tías todo felices y contentas, como si en vez de estar empapando la compresa de tejidos estuvieran en plan multiorgásmico.
B: Así es la publicidad. Infame hasta decir basta.
A: Recuerdo el anuncio de la tía que iba bestida de roja personificando a la regla; el que visitaba en clase a la niña. Y la chavala tan tranquila. Pues algo parecido le pasó a una amiga, que le pilló con ocho años en medio de clase, imagínate a la pobre, aún una cría, y en medio de clase pringandose el pantalón de sangre.
B: ¡Qué putadón!
A: Ya te digo.
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B: ¿Sabes cuál es el anuncio que más me mosquea de todos?
A: ¿Cuál?
B: El de la tía que está en el avión de viaje al Caribe y también recibe la visita de la tipa vestida de rojo.
A: ¿Por?
B: ¿Cómo que "por"? La chorba se levanta y en medio del pasillo del avión saca el paquetón de compresas y lo agita en el aire. Estoy yo en el avión y exijo que la echen. ¡Será cochina la tía! Es que coño... es como si hiciera yo un anuncio y el prota llevara 4 meses sin follar ni cascársela y estuviera a reventar y de repente se le sienta al lado un tipo vestido color lefa y le dijera: "Hola, soy la polución nocturna, vengo a visitarte mientras te echas la siesta en pleno vuelo"; y el tipo se levantara, se colocara en medio del pasillo y sacara un par de revistas guarras agitándolas ante todo el pasaje y dirigiéndose al baño con la cremallera bajada.
A: ¡Ja, ja, ja!
B: Es exactamente lo mismo, a fin de cuentas son dos asuntos fisiológicos; independientemente de que la regla sí sea un putadón son dos cosas inevitables y repugnantillas y uno tiene que ser un poco decente y hacer sus cosas en la intimidad sin pasearse con un paquete extralargo de compresas por el pasillo de un avión.
A: ¡Qué exagerado eres a veces, cielo!
B: Pero si te estás descojonando... y además mira sino el anuncio ese de la actriz famosa... no recuerdo el nombre; la que queda con el novio con pìntas de empollón marginal y luego acaba en un autobús con un equipo de baloncesto lleno de negratas que parecen sacados de un concierto de Boney M.
A: ¿Leonor Watling?
B: Esa. Un anuncio petardísimo, en serio. Aunque todos son muy parecidos.
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B: En serio, me alegro de que a las tías de los anuncios les encante ser mujeres, pero que lo digan en un anuncio de compresas... como la chorba con cara de caballo de la serie esa, Un paso adelante. Nunca he entendido como hay tíos que les puede gustar ese retaco hiper-recauchutado, y más aún después de salir tan abierta de piernas en el anuncio de tampones en el que sale. ¡Dios, es que parece que vaya a tener un derrame de placenta o un aborto ahí mismo! Es sumamente desgradable por el anuncio en sí y por la postura de ella.
A: Es fea de cojones, sí.
B: Cualquier día irán más a lo directo en vez de hacer intentos de una sutileza cutre.
A: ¿Cómo cules?
B: Saldrá una tía diciendo: "Estoy tan requetebuena y tan guapa y tan feliz de la vida por tener que ponerme un plástico en mis partes para no mancharme el tanga de sangre"
A: ¡Ja, ja, ja!
B: ¡No es cierto, joder! ¡Es una putada y es desagradable! ¡Y todas esas cosas de belleza, felicidad y tal no te las da la regla, coño! ¡Eres Carrie, tía! ¡Eres Carrie en la fiesta de graduación con el cubo de sangre de cerdo sobre su cabeza cada puto mes! ¡Eres las puertas de El Resplandor inundando el vestíbulo de sangre!
A: ¡Ja, ja, ja!
B: Que le jodan al anunciante y sal diciendo: "Esto es una puta mierda y ojalá lo tuvieran los tíos"
A: Sobre todo los curas.
B: ¿Ves? Tú sí que eres una mujer de verdad y no de anuncio. Y deja de partirte el culo de risa que me distraes y nos vamos a estrellar, copón.
A: ¡¿Qué?! Pero si eres tú el que...
B: Oh, ¿me echas la culpa de tu cachondeo?
A: Pues sí.
B: ¡Hum! ¿No tendrás la regla?
A: ¡Ja, ja, ja! ¡Serás cabrón!
.................
A: Esta conversación tienes que ponerla en tu blog.
B: Ya te digo, pero tendrás que ayudarme; no creo que pueda acordarme de todo.
A: Ya sabes que soy una desmemoriada.
B: Ains; se hará lo que se pueda