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Voces en las tinieblas (Metáforas del blog muerto II)

Voces en las tinieblas (Metáforas del blog muerto II) 1- AMISTAD

- Hola.
- ¿Quién eres?
- Soy la sonrisa y el llanto. Soy la mano que te acaricia y el puño con el que golpeas. El piropo y el insulto. La mariposa y la oruga. Soy la compañía y la soledad. Me necesitas para vivir y me quieres, pero tu orgullo me niega y me odias. Te desvives por mí, y yo sin pensar me desangro por tí. Mi sufrimiento es tu tristeza y el tuyo mi desesperación. Soy dulce cuando me tienes y amargo cuando te falto.
- ¡Ya basta!
- No te preocupes. Créeme si te digo que contigo ya he terminado.
- Dime quién eres.
- Deberías conocerme, pero veo que no es así.
- Por favor, dímelo.
- Soy Amistad.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que escuches el eco de mis lamentos y tras la angustia y el suspiro descubras que lo que oyes... es tu propia voz.

2- DESEO

- Hola.
- ¿Quién eres?
- Soy los labios que te besan y los dientes con que muerdes. El placer y la tortura. El simbionte y el parásito. Soy el acto de amor y la violación. Te hago disfrutar hasta perder el sentido pero tienes miedo de ser dominado por tus instintos. Me das placer, y yo soporto sonriente el daño que me infliges. Mi goce es tu meta y tu éxtasis el sentido de mi vida. Soy caliente al rozar tu pecho y helado al darte la espalda.
- ¡Aléjate de mí!
- Tranquilo. Créeme si te digo que mis colmillos ya no te inyectarán más veneno.
- Dime quién eres.
- Ya nos hemos encontrado, pero al verme tu vista se nubla.
- Dímelo de una vez.
- Soy Deseo.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que roces con tus dedos mi piel decrépita y tras las llagas y tumores descubras que lo que tocas... es tu propio cuerpo.

3- AMOR

- Hola.
- ¿Quién eres?
- Soy la esperanza y el fracaso. Soy el abrazo que acerca y el empujón con el que alejas. El beso y el escupitajo. La rosa y la espina. Soy el lleno y el vacío. Eres adicto a mí y quieres seguir siéndolo, pero me odias por esa dependencia. Matarías por mí, y yo moriría mil veces por tí gritando de alegría. Mis sentimientos te pesan y los tuyos me aplastan. Te resulto suave estando en tus manos y áspero lejos de ellas.
- ¡Desaparece!
- Ten calma. Créeme si te digo que nunca volverás a toparte conmigo.
- Dime quién eres.
- Lo sabes, pero no quieres recordar.
- ¡Dímelo! ¡Dímelo!
- Soy Amor.
- ¿Qué quieres de mí?
- Que contemples las heridas de mi cara y tras la cicatriz y la sangre descubras que lo que ves... es tu propio rostro.

CORO DE VOCES FINAL

- Hola.
- ¡Marchaos!
- Hemos venido a despedirnos.
- Creí que ya os habíais ido.
- Así es.
- No os entiendo.
- Tú nos has echado.
- ¡No es cierto!
- Nos echaste al matarnos.
- ¡Yo nunca he hecho tal cosa!

- ¿No hueles tu propio aliento? ¿No te resulta familiar el olor?
- Sí. Huele a vosotros.
- ¿Notas algo en el paladar? ¿No te parece familiar ese gusto?
- Sí. Sabe a vosotros.

- Somos Amistad, Deseo y Amor. Nos has comido. Tú nos has tragado.
- Yo no soy capaz de hacer algo así.
- Somos tu mente, tu cuerpo y tu espíritu. Te has devorado. Tú te has fagocitado a tí mismo.
- No...

- Mira tus ojos famélicos; contempla cómo la sangre chorrea por tu barbilla; escucha el crujir de huesos entre tus dientes.
- No... no... no...

- Aún estás masticando.

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